Creyó que el mar era el cielo;
que la noche la mañana.
Se equivocaba.
ALBERTI
Observo mi resistencia a verte tal como realmente eres..
Reconozco el viejo hábito de buscar dolor en lugar de paz...
Renuncio a creer en la verdad de pensamientos y acciones abominables y eternamente imperdonables...
Con humildad, acepto la imposibilidad de la existencia de algo diferente de la Voluntad de Dios.
Con fervor, pido contemplar el cuadro completo, inocente y justo.
Con gratitud, comprendo que la paloma ciertamente se equivocaba al no reconocer en tu corazón, su Casa.