sábado, 13 de junio de 2020

El señor pez y la ondina del río. Un cuento by pazocio 2





Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento
Eleanor Roosvelt


SEGUNDA PARTE DE LA ENTRADA ANTERIOR
(El mono y el pez)



Ha pasado algún tiempo desde que el señor pez llegó al río. Durante esos meses, se ha hecho grande y fuerte. Pero todavía se asombra de lo fácil que le resulta nadar en el agua. Un pequeño movimiento de su hermosa cola, larga y vaporosa, y se desliza tranquilamente sorteando la vegetación y las rocas.

El señor pez siente un inmenso placer recorriendo su nuevo hábitat. Se recrea pasando lentamente por el remanso y se divierte salvajemente deslizándose por las pequeñas cascadas que salpican su tramo del río. 

Pero no hay nada que le guste más que sentir el contacto del agua fría sobre su piel escamosa.

Por fin respira apropiadamente y puede pensar con claridad. Ahora lo comprende todo. Nada es recto. La ondulación es su estado natural. Por eso hoy ha ido a visitar a la ondina del río. 

Las ondinas son los seres elementales que se encargan de mantener la armonía en los lugares acuáticos. Cada laguna, charca o arroyo tienen la suya, y ellas lo saben todo sobre todos los habitantes de sus cursos de agua.

-Buenos días señorita ondina, ¿usted sabe por qué yo nací en una familia terrestre? ¿Fue un error de la madre Naturaleza?

- En absoluto señor pez- contesta ella con prontitud- la Naturaleza no comete errores. Eso fue así porque usted lo eligió. 

Como buen ser de agua, el señor pez es muy intuitivo. Siente que hay una profunda verdad en lo que está diciendo Ondina. 

-Es posible que quisiera experimentar por usted mismo lo que es sentirse incapaz. Ahora ya no juzgará duramente a alguien por que se conduzca con torpeza en algún área. Ahora podrá tranquilizarlo y decirle- eh, tranquilo, lo que te pasa es que estás fuera de tu elemento natural.


martes, 9 de junio de 2020

El mono y el pez. Un cuento by pazocio





Si juzgas a un pez por su capacidad de trepar a los árboles vivirá toda su vida pensando que es inútil.
Albert Einstein

El pequeño pez cree que tiene que trepar a los árboles. Por mucho que lo intenta, el mono le gana por goleada. El pez se agota intentándolo. A veces cuando está solo se imagina que puede hacerlo. Pero luego llega el mono y al verle saltando por las copas con tal agilidad y gracia, la ilusión se desmorona.


¿Qué por qué creyó el pez que tenía que aprender a trepar a los árboles? 

Porque nació en una familia en la que las cualidades mono eran más importantes y reconocidas que las cualidades pez. Así que el pez interiorizó que para contar, para ser reconocido y apreciado tenía que poder trepar. Y lleva toda la vida intentándolo.

Pero hoy está tan cansado y tan lleno de magulladuras por los tortazos que se da desde las ramas, que por fin se rinde. Se aleja del árbol arrastrándose por el suelo y boqueando, como siempre hace.

-¡No, no , no! ¿Pero qué hace usted aquí señor pez?-

Mamá conejo está asombrada. Ella que siempre se ocupa de que todo esté en su lugar, no puede soportar la visión del pequeño pez fuera del agua.

-Tiene usted que irse al río inmediatamente , de lo contrario morirá-

Al río...pececillo no recuerda muy bien lo que es eso, pero un rayo de esperanza le atraviesa dulcemente el corazón mal herido. Tal como lo ha dicho Mamá conejo, parece que hay un sitio para él.

-¿y por do..do..donde se va al rí..rí..río? pregunta con timidez.

Pequeño pez no se expresa muy bien, pero eso es sólo porque su dificultad de respirar fuera del agua le impide también pensar con claridad.

-Nosotros te llevaremos-dice Mamá coneja con determinación- Venga chicos, levantadlo entre todos-

Así fue como pequeño pez llegó al río por primera vez. Y nunca nunca se olvidará de lo que sintió cuando los conejitos le depositaron suavemente  en la corriente cristalina.


CONTINÚA EN LA SIGUIENTE ENTRADA
(El Señor pez y la ondina del río)



viernes, 5 de junio de 2020

Neptuno en Piscis (Monstruos y Sirenas)





Hoy me he despertado navegando en aguas profundas. Viejos monstruos abisales han vuelto a visitarme ¡Hay que ver el cariño que les tenemos a estas resbaladizas criaturas de las profundidades! También he visto a una sirena. Era trasparente y de un azul cristalino, como el agua. Iba cruzándo el océano y cantando sin parar: -¡quiero ser el mar y fundirme entre las olas como una gota más!

martes, 2 de junio de 2020