martes, 31 de marzo de 2009

Maestros de Dios

Ellos no se cansaban nunca de venir, como las olas nunca se cansan de llegar a la playa. Venían desde muy lejos, atravesando medio continente y un océano. Pero tenían pleno empeño en completar el impulso interior que los guiaba. Tenían perfecta fe, absoluta confianza en el regalo que venían a mostrar. Y me enseñaron a señalarlo....Confieso que al principio tuve muchas reticencias contra él. Entonces me enseñaron a apuntar directamente al lugar donde se encontraba el problema. Después comprendí que ese mismo dedo apuntaba también a lo que es la Solución: eternamente ahí, pacientemente ahí, imperturbable, luminosa, irradiando con total serenidad justo detrás de la insustancial y frenética locura de mi mente. Ahora he aprendido que el dedo en mi nariz señala directamente a la salida del laberinto que tanto había buscado. Es un milagro de ecuanimidad que resume más de mil páginas de enseñanza de Un Curso de Milagros con un sólo movimiento del índice. Un gesto sencillo al que ya no me resisto más. Se ha convertido en mi invocación a la salvación, en mi plegaria de perdón. Me pongo el dedo en la nariz y ni siquiera tengo que pensar nada, pero con ello estoy diciendo que ya no quiero tener razón, que deseo mi alegría y que lo único que quiero es recordar la Causa por la que soy feliz y estoy en paz. Por eso esta entrada es para ellos, porque nunca he podido verdaderamente expresar la infinita gratitud que siento por los que me enseñaron a reconocer el valor de este gesto....Y es que, una y otra vez, me quedo sin palabras....

3 comentarios:

Jonàs :D dijo...

lo llamo el mudra de la responsaniliad... ;-)

yo atravesaria el universo a nado por ti...

Anónimo dijo...

Jo Paci estoy totalmente de acuerdo y yo también siento esa gran gratitud hacia ellos
Mua,
Ajo

Anónimo dijo...

pacielo:es para tí...es para todos.Mi infinita gratitud porque "somos juntos".
Ayer fué precioso,reunirnos en torno a tus palabras...¡Qué bonito por DIOS!.
Te amo.