lunes, 20 de abril de 2020

Te doy una palabra










Hoy es día 19 de abril 2020. Llevamos ya más de un mes de cuarentena, de esta pausa mundial obligada por la enfermedad. ¿Quién nos iba a decir que un pequeño ser vivo, tan diminuto que es prácticamente inmaterial, sólo química, iba a ser capaz de detener la frenética carrera de la humanidad?

Desde la ventana veo el cielo plomizo y gris, la lluvia que cae mansa y persistente sobre el mundo a mi alrededor. Un silencio más profundo parece haberse instalado hoy en la pequeña localidad en la que estoy viviendo  estos días....El canto de algún pájaro, el ladrido lejano de un perro, y sobre todo el monotono y delicioso repiqueteo de la lluvia en el tejado me invitan a la reflexión.

¿Hacia dónde corre la humanidad? Es decir, ¿hacia dónde corro yo que formo parte de ella? ¿He estado huyendo de algo? ¿Qué es eso que me persigue con tanto encono? ¿Qué es eso que estoy persiguiendo que nunca llega y que me hace tener la sensación de que el tiempo se me acaba?

Hay muchas palabras que me vienen a la mente cuando pienso en qué estamos persiguiendo como especie. Dinero, poder, prestigio, reconocimiento...Pero si miramos un poco más allá de la superficie, todo es mucho más sencillo. Todos buscamos ser felices, sentirnos a salvo y en paz, recuperar una plenitud que recordamos y que nos resulta esquiva.Y esto es así porque estamos confundiendo radicalmente el orden de los factores.

Por eso yo hoy te doy una palabra, valor, que significa a la vez valía y valentía. Si yo reconozco en lo más profundo de mi ser cuán único y valioso soy, entonces tendré la valentía de ir más allá de los dictados de la masa y vivir de acuerdo a mi verdad interna más elevada.

Sigue lloviendo más allá de la ventana. Los colores están difuminados y la tierra rezuma humedad,  no obstante, a pesar de la evidencia, puedo cerrar los ojos e imaginar un día radiante y soleado. De igual forma puedo imaginar que siento intensamente mi valía en lo más hondo de mi  misma y que estoy viviendo en una sociedad de seres libres y merecedores de todo lo bueno y sólo lo bueno.

¿Es valiosa la Vida? ¿Es la Vida valiente? ¿puede la Vida morir? Hoy me invito a mí misma a ir más allá de todo conocimiento intelectual y  a recibir la respuesta a esas preguntas como una experiencia íntima, mucho más allá de cualquier palabra. 

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