Primero
en levadura,
en volcán.
Construye luego
con tu harina buena,
una torre,
sobre la mesada.
Y horádate en el centro.
Cávate
Y vuelca en ese pozo
todos tus afanes.
Entonces enciéndete
y crece,
crece.
Duplícate
una y otra vez.
Cocínate,
quémate,
inmólate,
y ofréndate
como una hostia.
M.T. Andruetto
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