jueves, 29 de enero de 2009

Un cuento para las noches de mucho viento

Yo no los he visto nunca, pero existen...
Son seres diminutos y tan ligeros como una pluma...
Siempre viajan en las nubes y juegan a columpiarse en la curva de la luna...
En las noches de invierno, se cuelan por todas las rendijas de las casas,
suspendidos en las ráfagas de viento...
Allí dentro, calentitos, les gusta perseguirse por todos los rincones, revuelven los objetos muy pequeños, y susurran cosas al oído a todos los que duermen con el corazón abierto.
Hoy me han dejado el pelo todo alborotado, y me han dicho;
A ti, que todavía crees que nuestro Padre, Dios, es algo muy solemne... ¿No recuerdas que en el Cielo, todos le llamamos JaJa?

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