viernes, 20 de junio de 2008

Una noche de verano


En la profundidad de la noche hay silencio...la magia de la luna llena es sólo un hermoso regalo adicional.
Nada excepto el silencio, hondo, cálido, vibrante...
El silencio lo envuelve todo en su abrazo...
Las voces de mis amigos están rodeadas de silencio...
El murmullo de la brisa jugando con la guirnaldas que adornan la azotea, es un núcleo sonoro en una burbuja de silencio...
Pequeñas nubes iluminadas por la luna se desplazan por el cielo, dejando una estela de quietud...
Otra dimensión reside en el silencio de esta noche...el misterio de Su Espíritu ha entrado en mi corazón y me ha tomado...
Ya no soy más yo misma...en algún lugar periférico del centro silencioso, la palabra gracias se repite a intervalos regulares, ajena a mi voluntad...fluye y desaparece...yo sólo observo...
En este silencio, el amor que siento por ti, llega hasta mi corazón y lo sana...Te reconozco, Padre, en esta calma, trasparente, inmensa, dulce...el silencio de esta noche es la razón de mi existencia...en esta quietud, Soy...
Gracias...

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